El sábado, Cándido Palazzo les dio la mañana libre a sus jugadores, pero a las dos de la tarde todos debían estar en el club para quedar concentrados. La mayoría de ellos pasaron la tarde jugando al metegol y al truco. Luego cenaron y se acostaron temprano para acortar la espera. El domingo fue el día decisivo. El partido se jugaba en cancha neutral, pero como quedaba cerca del barrio del Deportivo Noche Oscura mucha gente se había llegado al estadio para alentar al equipo dirigido por Palazzo. Si lograban ganar obtendrían la posibilidad de jugar en el Torneo Regional, paso previo al Argentino y de ahí al Nacional B. Por eso eran muy comprensibles los nervios del técnico, quien no podía creer que un equipo dirigido por él estuviese jugando por algo.
Pero, como la fatalidad es amiga de quienes la llaman, decidió visitar al pobre Cándido Palazzo. Y es que, luego de levantarse bastante tarde, el juvenil estrella Aranguren ingresó al baño y no se lo volvió a ver. El técnico no hizo nada por averiguar qué sucedía porque no quería ser alarmista, pero lo cierto es que el Máquina no almorzó con el resto del plantel.
Cuando faltaban quince minutos para el comienzo del partido, Palazzo en persona ingresó al baño para buscar a Aranguren, quien se encontraba sentado en el piso, en un rincón, llorando a moco tendido: el joven se había despertado con un terrible ataque de acné y se negaba rotundamente a salir así a la cancha, frente a sus fanáticas.
Por más que intentó Cándido Palazzo, no pudo convencer al Máquina Aranguren, que cada vez lloraba más torrencialmente. Por fin se le hacía la noche oscura al técnico, porque no pudo soportar los designios del destino y no supo responder a las necesidades del equipo, que hacía agua en la cancha. El Unidos Venceremos Fobal Club ganó por uno a cero y ascendió, con un gol digno de ser contado en otra historia, y la esperanza del Deportivo Noche Oscura de subir de categoría se vio postergada un año más. Pero esa fue la única oportunidad que tuvo don Cándido Palazzo de salir de la mediocridad.
Algunos memoriosos recuerdan a Cándido Palazzo como a un técnico sin suerte. Otros, en cambio, aseguran que era un mediocre. Cosas del destino.
(Final de "Cosas del destino")
(Ver parte 1)